"La participación directa de
la ciudadanía en las instituciones públicas resulta clave para desnudar la
ingeniería institucional “guzmaniana”, que reniega de la soberanía popular al
no garantizar derechos sociales fundamentales, establecer inauditos quórums
para la aprobación de leyes y consagrar un rol meramente subsidiario del
Estado, el cual facilita el lucro y corrupción con recursos públicos y la
nula intervención cuando las actividades “privadas” socavan el interés general."
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