Párrafo de “Al Pueblo de Dios que peregrina en Chile”
El "nunca más" a la cultura del abuso, así como al
sistema de encubrimiento que le permite perpetuarse, exige trabajar entre todos
para generar una cultura del cuidado que impregne nuestras formas de relacionarnos,
de rezar, de pensar, de vivir la autoridad; nuestras costumbres y lenguajes y nuestra
relación con el poder y el dinero. Hoy sabemos que la mejor palabra que podamos
dar frente al dolor causado es el compromiso para la conversión personal, comunitaria
y social que aprenda a escuchar y cuidar especialmente a los más vulnerables.
Urge, por tanto, generar espacios donde la cultura del abuso y del encubrimiento
no sea el esquema dominante; donde no se confunda una actitud crítica y cuestionadora
con traición. Esto nos tiene que impulsar como Iglesia a buscar con humildad a todos
los actores que configuran la realidad social y promover instancias de diálogo y
constructiva confrontación para caminar hacia una cultura del cuidado y protección.
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