Estas líneas van por
todas ellas, por todas aquellas que esta sociedad se encargó de hacernos
olvidar, de invisibilizar. Por nuestras madres, abuelas, bisabuelas,
tatarabuelas; por nuestras tías, primas, sobrinas, hermanas, compañeras; por
todas nuestras mujeres negras cuyas luchas heredadas las sentimos día a día en
el corazón y en el alma. Es cierto, ayer 25 de julio, se celebraba el Día
Internacional de la Mujer Afrolatinoamericana, Afrocaribeña y de la Diáspora
Africana, pero no hay nada que celebrar, por lo menos yo no tengo nada
que celebrar. Más bien conmemorar, honrar y seguir luchando por todas nuestras
ancestras, entendiendo que es lo mínimo que podemos hacer por ellas.
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Por el respeto a la diversidad
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